¿Cuándo volvés, papá?.
La pregunta de mi hija me ha estado dando vueltas en la cabeza. He caminado más de 40 kilómetros desde que la recibí, he acampado junto a un lago, me he metido en una cabaña como un ladrón y hasta he tenido la peregrina idea de lavar mi ropa en una lavaplatos.
Pero no he podido responder. No he podido responderle a mi hija, tal vez porque no he podido responderme a mí mismo.
Y han pasado cinco días.
