Me estoy acercando a Vimmerby. Estuve allí hace unos 40 años con mi esposa y los chicos. No sé si el parque temático que visitamos, el de Pippi Mediaslargas, existe todavía. No me interesa, lo voy a esquivar. Aunque aquella vez hayamos pasado dos días muy lindos.
Recuerdo las fotos de ese fin de semana. ¿Les pasa a todos en la actualidad o solamente a mí? Recuerdo las fotos muy bien, las puedo ver claramente y con detalle en mi memoria. Pero, enm realidad, no recuerdo que hayamos estado allí. Sé que estuvimos en el parque pero mis recuerdos son de las fotos, imágenes estáticas, sin movimiento, sin ruidos de fondo, sin voces, sin sabores, sin olores.
De todas formas, no quiero pasar por allí.
La radio dijo que esta noche se podría ver una super luna llena. Me la voy a perder. Iluminará el paisaje a las nueve y a esa hora suelo estar dormido. Y no vale la pena tratar de mantenerme despierto. El servicio de meteorología pronostica cielo nublado y probabilidad de lluvia.
Un recuerdo que no es una foto: yo era un niño de diez años y mi mamá había viajado a Suecia. La extrañaba mucho. Una noche, debía ser una cálida noche de verano, me desperté tal vez por la intensa luz plateada que entraba por la ventana. Seguramente era muy tarde, todos dormían y solo se escuchaban los grillos.
En silencio, salí al jardín del fondo y subí a la terraza para contemplar esa inmensa luna llena que me había despertado. Esa azotea era uno de mis lugares favoritos en nuestra casa porque me sentía más cerca del cielo y las estrellas.
Esa noche, en la que extrañaba a mi mamá, me concentré en ella y en esa radiante luna. Me convencí de que ella también la estaba mirando y pensando en mí desde el otro lado del mundo. Llegué a creer que fue ella quien me había despertado.
Hoy comprendo que en Suecia debía ser la madrugada, una madrugada de invierno, fría como todas, y que mi mamá seguramente estaba durmiendo. No creo que a su regreso le haya preguntado si fue así.
